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Lo Bueno Y Lo Malo De Los Chupetes Para Nuestros Bebés

Actualizado: 5 dic 2022



A muchos padres les preocupan los efectos del chupete en los dientes de sus hijos, pero sucede que al respecto existen multitud de creencias erróneas, aunque no hay datos definitivos que apoyen el uso del chupete o que respalden la idea de que pueda ser perjudicial, sí que hay informaciones erróneas a las que no hay que dar credibilidad.


Mitos y realidades sobre el chupete


El empleo del chupete ha estado rodeado de cierta polémica, incluso se ha llegado a desaconsejar su utilización ante el temor de que pudiera ser el responsable de malformaciones dentales posteriores, pero muchas de esas afirmaciones han bajado su ingerencia gracias a la publicación de algunos estudios científicos.

Gracias a esos estudios sabemos que el chupete ofrece más beneficios que peligros siempre que se retire a una edad adecuada y no se utilice más de lo necesario.


Beneficios

  • Reducción de la incidencia de la muerte súbita en lactantes

  • Alivio del dolor que produce en los niños la aparición de las piezas dentales

  • Ayudar a reducir el estrés

  • Conciliar el sueño

Peligros

  • Incorrecta alineación de la dentadura

  • Padecer otitis media (este riesgo disminuye si no se abusa del chupete)

  • Interferencia en la lactancia si se empieza a usar antes de que esté bien establecida (si el bebé mama con normalidad, no debería haber problemas).

Efectos del chupete en los dientes


Para ser precisos en cuanto a los efectos del chupete en los dientes hay que analizar cómo se relaciona este artefacto con la dentadura del bebé, cuando el niño se introduce la tetina del chupete ejerce una serie de fuerzas que afectan la posición de los dientes.

  • Los centrales inferiores se desvían poco a poco hacia dentro, mientras que los que se encuentran arriba tienden a separarse y a sobresalir, esto, con el paso del tiempo puede dar lugar a los llamados dientes de conejo o a que los colmillos choquen entre sí y las filas de dientes superior e inferior no se cierren correctamente. Esto último es lo que se conoce como mordida abierta por chupete.

  • Además, el acto de succionar activa un conjunto de músculos faciales que, junto con la posición de la lengua, pueden hacer que las líneas superiores e inferiores pierdan su paralelismo, dando lugar a una mordida cruzada.


Sin embargo, para que todo esto suceda deben darse dos situaciones:


  1. Que el uso del chupete sea muy prolongado en el tiempo, superior a 6 horas diarias, ya que cuanto más tiempo se ejerce presión, mayor es el riesgo de que se produzcan malformaciones (también influye la fuerza que ejerce cada niño).

  2. Es que el chupete continúe utilizándose más allá de los 3 años de edad. Antes de ese momento no llegan a producirse malformaciones que modifiquen la arcada dental definitiva, puesto que incluso en los casos en los que puede haber algún tipo de problema de alineación o mordida motivado por el utilización del chupete, los dientes vuelven a su sitio pasados unos meses, siempre que la retirada del chupete no tenga lugar más tarde de los 3 años ya señalados.


Eliminando estos factores de la ecuación, el riesgo de que a causa del chupete se produzcan alineaciones indebidas es muy bajo.


Dedo vs. chupete


Muchos padres no distinguen entre uso y abuso del chupete, y, por tanto, prefieren evitarlo, considerando que el hecho de que el niño se chupe el dedo en lugar de usar un chupete es un acto más natural y menos peligroso.


Esa es otra idea errónea referida a los efectos del chupete en los dientes, puesto que llevarse el pulgar a la boca conlleva mayores riesgos.

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El primero de ellos es que, mientras un chupete puede esterilizarse fácilmente, no ocurre lo mismo con un dedo. El niño toca todo lo que tiene a su alcance, y, por lo tanto, sus manos están en permanente riesgo de contaminarse con bacterias, las cuales irán luego a la boca.


Otro riesgo es que el bebé pueda dañarse la mucosa bucal, ya que la superficie del dedo es mucho más dura que el material con el que se fabrican las tetinas, y, en consecuencia, tiene más opciones de provocar pequeñas heridas.


Chuparse el dedo, además, no está exento de riesgos en lo que se refiere a problemas de alineación dental. Es decir, quienes crean que esta es una consecuencia del uso del chupete que pueden evitar, están equivocados, porque puede darse igualmente si el niño se chupa el dedo. Con un agravante que lo hace aún más peligroso: generalmente es más sencillo retirar el chupete al niño en un determinado momento que quitarle la costumbre de meterse el dedo en la boca.


Consejos


El chupete no debería ser un objeto de empleo inmediato. Es recomendable no dárselo al niño hasta que se acostumbre a la lactancia natural. En cambio, si está alimentado con biberón, se le puede dar desde el primer día.


Conviene tener más de un chupete, de manera que si alguno se pierde el niño no tenga que sufrir estrés. Y por supuesto hay que estar pendiente de que el niño no utilice un chupete con el que pueda atragantarse o en general no tenga un tamaño adecuado.


Tal y como hemos mencionado ya, si el chupete se retira sobre los 3 años de edad no hay que preocuparse porque pueda tener consecuencias negativas.


La dificultad proviene del hecho de que retirarle el chupete al bebé viene siempre acompañado de llantos y a veces algunos padres prefieren la solución a corto plazo de volver a ponérselo.


Por eso es importante planificar correctamente el proceso de la retirada:


• En primer lugar, conviene ir acostumbrando al niño a reducir su uso. Hay quien prefiere retirarlo de golpe, pero si se le acostumbra a usarlo solo antes de dormir o en momentos en los que esté muy tenso, posiblemente la retirada definitiva sea más sencilla.

• Otra forma de ir desincentivando su uso es impregnar el chupete con sustancias que tengan un sabor desagradable, como vinagre o limón

• Lo que no hay que hacer es reprender al niño por su empleo, no se le debe castigar por hacer lo que hasta entonces sus padres han permitido y fomentado.


Conclusiones


En resumen, diferentes estudios y asociaciones odontológicas profesionales señalan que el chupete no debe ser una preocupación siempre que no se use más de lo necesario y tengamos claro que llegado el momento de la retirada hay que ser firmes.


Los principales problemas dentales que pueden derivarse de su empleo son los que provocaremos siendo permisivos más allá de los 3-4 años de edad.


En cualquier caso, es conveniente que siempre le preguntes a tu dentista u odontopediatra sobre los posibles efectos del chupete en los dientes y las recomendaciones para su uso, ya que es conveniente analizar cada caso de manera personalizada.

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